Verónica Zondek

Verónica Zondek Darmstadter es poeta, traductora, gestora cultural y mediadora de lectura. Sus estudios formales son en licenciatura en Historia del Arte en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Desde hace diez años realiza talleres de lectura, porque ella piensa que “para poder escribir bien, lo que hay que hacer es leer bien. Leer la mayor cantidad de registro, de géneros, ampliar el lenguaje, la manera en como el lenguaje va leyendo la realidad externa como interna (…) La lectura es básica, es pasión, amor por la palabra”.

Ella es parte de una corriente de escritores locales que plantean un nuevo enfoque para los talleres literarios. Su deseo es contribuir a formar nuevos escritores con identidad propia, que no sean copia de sus maestros.

En 2016 realizó un taller sobre “La Nueva Poesía Latinoamericana”, con el apoyo de la Corporación Cultural Municipal de Valdivia. Dicha instancia estuvo destinada para todo público, por lo que los menores de edad podían asistir con la debida autorización, “porque no me quiero censurar en nada y no quiero tener problemas con sus padres”.

Su autoría “Nomeolvides: flores para nombrar la ignominia” fue convertido en radio teatro y así se está trabajando en los terceros y cuartos medios de la región, con el apoyo del Consejo de la Cultura y la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM). Para esta iniciativa se eligen un par de cursos, se entrega el libro a cada niño o niña, discuten con la guía del profesor, luego escuchan el radio teatro y al final ella se reúne con los alumnos y discuten sobre sus reflexiones.

Por otra parte, Verónica trabaja con un grupo de mujeres. Con ellas realiza talleres en que se abordan diversas temáticas y formatos de obras literarias, siempre seleccionadas por las mismas participantes.

También realiza otros talleres literarios en los colegios cuando la invitan a conversar con los estudiantes.

Como escritora nos cuenta que en el año 2017 recibió un reconocimiento a la trayectoria que entrega la Fundación Neruda, uno de los primeros premios de su vida.

Una inextinguible relación con las materias del mundo y con su propio cuerpo como parte de esas materias y de ese cosmos constituye la esencia de su palabra poética. Una voz que, estremecida por la hondura cósmica del mundo, no puede acallar, que no quiere acallar, porque tiene que dar cuenta aquí y ahora del fluir del tiempo y la historia universal hecha personal a fuerza de palabras enhebradas. Y nunca conforme se da maña para traducir y antologar otras poetas y hacer suyas aquellas sus voces que siente —así es— materias cercanas.

Amén de antologías y otras obras ha publicado: Entrecielo y entrelinea (1984), El hueso de la memoria (1988,1995), Vagido (1990, 1991), Peregrina de mí (1993), Entre lagartas (1999), El libro de los valles (2003), Por gracia de hombre (2008), Nomeolvides: Flores para nombrar la ignominia (2014), y Fuego frío (2016).

Fuente: Proyecto Fomento Lector 2019 LiteraturaLosRios.cl