Cuentos viajeros: Fomento lector en espacios educativos rurales de la Región de los Ríos

• Publicado el noviembre 7, 2025.

Historias y travesías se han apoderado de distintos jardines infantiles de la comuna de Lago Ranco a través de la mirada del proyecto “Cuentos Viajeros: Fomento Lector en espacios educativos rurales de la región de los ríos”. A lo largo de varios días, el equipo recorrió los jardines Los Alkalitos (Isla Huapi), Pichilamien (Pitriuco), Rincón del Paraíso (Lago Ranco Urbano) y Tren Tren Co (Ilihue), llevando experiencias sensoriales y mediación lectora a niñas y niños de primera infancia de estos establecimientos pertenecientes a la JUNJI. Con actividades inspiradas en los poemas de Gabriela Mistral —desde estaciones lúdicas hasta la confección de un run run basado en ¿En dónde tejemos la ronda?— el proyecto buscó que la lectura se viviera como un descubrimiento gozoso y cercano.

La idea del proyecto surgió de la necesidad concreta de acercar la lectura a comunidades rurales de alta dispersión geográfica, donde muchas veces no existen bibliotecas ni acceso a propuestas culturales especializadas. Allí, donde las distancias y la falta de infraestructura limitan el derecho a la lectura, Cuentos Viajeros quiso convertirla en una experiencia compartida, transversal y profundamente humana. El contexto territorial, junto con el deseo de que niños, niñas y equipos educativos contaran con herramientas lúdicas de mediación, motivó la creación de actividades que combinaran lo sensorial, lo poético y el juego como puerta de entrada al mundo de los libros. La iniciativa tuvo una duración comprendida entre octubre y diciembre de 2025 y cuenta con el financiamiento del Fondo del Libro y la Lectura 2025.

A lo largo de su recorrido por los jardines infantiles, Mabel Galindo —Asesora Pedagógica de JUNJI y Mediadora de lectura— en colaboración con la compañía Ziento un Cuento, integrada por María Paz Pizzaro, Denise Abarca y Janet Bustos, diseñaron e instalaron experiencias lúdicas inspiradas en Gabriela Mistral, acompañando a las mediadoras de cada unidad educativa en la implementación de estrategias prácticas de fomento lector. Su enfoque —“aprender gozando”— permitió que las y los adultos descubrieran nuevas formas de vincularse con la lectura para luego transmitir ese entusiasmo a la infancia. Además, el trabajo articulado con las mediadoras locales, las familias y otros actores educativos fortaleció el sentido comunitario del proyecto.

Cuentos Viajeros se vincula estrechamente con los principios del Plan Regional de la Lectura, ya que sitúa el fomento lector como un eje de bienestar, desarrollo territorial e inclusión cultural. Su despliegue en sectores apartados como Isla Huapi, Pichiluco o Illihue reafirma la lectura como un derecho social, especialmente para comunidades que pocas veces reciben espectáculos, mediaciones o experiencias artísticas culturales de este nivel. Allí donde las escuelas no cuentan con bibliotecas o equipos especializados, el proyecto aportó herramientas, acompañamiento y un modo de mirar la lectura como práctica viva, entretenida y necesaria.

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Mabel destaca la importancia de escuchar a las comunidades y mantener flexibilidad para adaptar los proyectos a sus necesidades reales; de allí nacieron los talleres comunitarios, un gran acierto que no estaba en el plan original. También invita a otras personas y organizaciones a atreverse a postular al Fondo del Libro y la Lectura, aprovechando los espacios de formación y acompañamiento disponibles en la región. Subraya que ningún proyecto crece sin un buen equipo: la presencia, la colaboración y la calidad humana de todas las personas involucradas fueron esenciales para dar vida a los libros y convertir la lectura en una experiencia compartida. Su mensaje final es claro, la lectura cobra sentido cuando se encarna, se juega y se vive en comunidad.