Danza en Los Ríos activa conexiones y cruces intersectoriales

La convergencia de diversas disciplinas artísticas en la puesta en escena de un montaje, la estimulación de emprendimientos o la generación de festivales son algunos de los efectos de la permanente actividad que impulsa el sector de la danza en la región.

El recientemente estrenado Sinapsis, montaje del coreógrafo valdiviano Ricardo Uribe, que contó con el financiamiento del Consejo de la Cultura a través del Fondart Nacional, propuso sobre el escenario la aproximación entre danza y neurociencias, lo que habla de un marco de relaciones entre áreas, a primera vista, muy disímiles.

La proyección audiovisual sobre lienzos blancos dispuestos a los lados del teatro para innovar en el uso del tradicional Lord Cochrane y el encargo de la composición de música original para la obra, amplían el rango de estas relaciones.

Pero más allá de los distintos componentes que desde diversas áreas intervienen y nutren esta propuesta artística, en Los Ríos hay abundante evidencia de vinculaciones y externalidades positivas. El desarrollo de la danza en la región confirma que, como toda expresión artística, es un conjunto de eslabones que entrelazados entre sí conforman un ciclo cultural.

Es el caso de Raquel Miranda, que encontró en la danza una buena oportunidad laboral. El 2002 inició un emprendimiento de diseño de vestuario para montajes coreográficos, que nueve años más tarde profesionalizó con ayuda de Sercotec. “La demanda ha crecido mucho. El principal desafío es hacer ropa exclusiva para cada bailarín, es ropa que debe ajustarse a ciertas medidas y que además debe cumplir una función específica en el montaje”. El negoció partió cuando Miranda diseñaba el vestuario para su hija bailarina y actualmente es una empresa llamada Quequey que funciona en Valdivia y que cuenta con un equipo de cuatro profesionales.

Desde fines de la década de 1970 el fotógrafo Carlos Fischer, académico de la Escuela de Artes Visuales Uach, ha tenido a la danza entre sus principales temas de interés. Es uno de los profesionales responsables de registrar las actividades de la Escuela de Danza Valdivia y quien mantiene uno de los archivos históricos más importantes de la actividad en la ciudad. “Hacer registros de este tipo implica conocer cómo funciona el montaje, sus condiciones de luz, los movimientos y todo lo que está implicado en la coreografía. Es desafiante, lo más complejo es el momento del disparo. Implica estar muy atento a la trayectoria de la obra para además tener claro los momentos que uno quiere capturar”, comenta.

Cuando era integrante de la Compañía de Teatro UACh, Francisco Ríos decidió hacerse cargo de la iluminación de los montajes. Su labor de actor la complementó con un oficio técnico que con el paso de los años comenzó a aplicar en la danza. Hoy es el iluminador estable para diversas propuestas originales y para festivales. “Es un trabajo bastante enriquecedor. Se trata de trabajar en armonía con todo el resto de los componentes de la obra y por lo mismo te entrega la posibilidad de aportar y desarrollar ideas. Cada montaje implica un desafío distinto y es sin duda, una oportunidad única desarrollo profesional”, explica.

El 2002 y para “Mujeres al rostro del carbón” a Coke Vío se le encomendó la misión de crear música original. Es una de las primeras experiencias en el medio local de una colaboración de este tipo. El proceso fue lento y meticuloso. Implicó registrar audiovisualmente diversos momentos del montaje dirigido por Ximena Schaaf, para posteriormente establecer el ritmo de la pieza final cuya duración fue de media hora. “Musicalizar un texto de teatro o una pieza de danza lleva a compositor a un territorio desconocido. Es muy distinto a solamente hacer música pura. Indudablemente complejiza el proceso, pero también lo enriquece mucho”, afirma.

Además de la oportunidad de escuchar la obra en vivo, el 2003 Vío lanzó un disco llamado “Paisajes tonales”, donde incluyó la pieza exclusiva para danza. Gracias a su trabajo fue premiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Los Lagos, cuando Valdivia todavía pertenecía a dicha región.

Plataformas
Cada año las distintas escuelas y academias realizan galas para mostrar los avances de sus respectivos procesos de formación. Pero además de ser escenario para el talento local, la Región de Los Ríos se ha transformado en vitrina para mostrar lo más reciente del género y las danzas distintivas de otras latitudes.

En Valdivia el principal referente es el Festival de Danza Contemporánea junto al Río que organiza la Escuela de Danza Valdivia. Por estos días vive su séptima versión, aumentando a siete días de función. “La principal apuesta es por la formación de audiencias. Siempre nos ha interesado, además de producir y mostrar lo que hacemos nosotros, que la gente pueda acceder a otras propuestas, que puedan mejorar su manejo de distintos lenguajes y que además puedan disfrutar del talento de profesionales que de no ser por el festival no vendrían a la ciudad”, explica Ximena Schaaf, directora del festival.

Formar audiencias y descentralizar la cultura también son las metas del Encuentro Internacional de Folclore de Lago Ranco. La actividad es organizada por el Ballet Folclórico Municipal de Lago Ranco. Eduardo Calisto, presidente del ballet y principal impulsor de la actividad, valora los logros conseguidos tras 12 versiones: “Nuestro evento no se basa solamente en el espectáculo, nos interesa formar al público, lograr que entiendan las distintas manifestación del folclore. Entregamos toda la información que sea posible y además nos dedicamos a llevar a los grupos invitados a zonas rurales y a colegios para generar una verdadera vinculación con la comunidad”. Históricamente el encuentro ha gestionado la venida de 60 delegaciones de distintas partes del mundo, lo que sin duda lo transforma en un imperdible de la agenda cultural regional.