La danza como motor de la creatividad en Valdivia. Abril 2017

Con cerca de cuatro décadas de historia en la ciudad, esta es una de las disciplinas con mayor presencia en la agenda cultural. Escuelas que forman a las nuevas generaciones, encuentros masivos que sirven para la formación de audiencias; y el establecimiento de un trabajo colaborativo para los proyectos, son algunas de las marcas en la Región de Los Ríos.

En el teatro municipal Lord Cochrane comenzaron en mayo las once funciones del montaje “En lugar de nada”. Es una coreografía creada por Joel Inzunza cuya interpretación está en manos del Ballet Municipal de Cámara de Valdivia. La temporada es financiada con recursos del Fondart Regional y marca también la renovación de una agenda de danza, que en la capital de la Región de Los Ríos tiene cerca de cuatro décadas de historia.

La disciplina en Valdivia tiene un hito fundacional: la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Austral de Chile y su escuela de danza. Fue el lugar donde se formaron algunos de los profesionales que actualmente guían a las nuevas generaciones y quienes debieron reinventarse tras el cierre de la institución en 1976.

Ximena Schaaf fue parte de ese grupo que buscó soluciones. Según recuerda, la opción principal fue pedir ayuda a la Municipalidad de Valdivia para formar una escuela independiente de la universidad. Así fue que nació la Escuela de Ballet Municipal de Valdivia en abril de 1977. Actualmente la institución se conoce como Escuela de Danza Valdivia, depende de la Corporación Cultural Municipal y es dirigida por Schaaf. “Todo surgió de la necesidad de continuar con lo que estábamos haciendo y conseguimos crear una institución con logros impensados”, dice.

La escuela funciona anualmente con cerca de 60 alumnos. Logró un histórico convenio de colaboración con el Departamento de Danza de la Universidad de Chile y generó la necesidad de contar con un elenco profesional que resultó ser el Ballet Municipal de Cámara. “Tuvimos que capacitarnos, mejorar lo que sabíamos para poder entregar un trabajo formativo con base sólida. Participamos en muchos seminarios y al viajar, la gente comenzó a saber más de Valdivia y de lo que estábamos haciendo acá”.

Uno de los profesores, bailarines y coreógrafos históricos de la escuela es Ricardo Uribe. Es el actual responsable de “Sinapsis y el pensamiento físico”, proyecto en desarrollo ganador de un Fondart Nacional, también convocado por Anabella Vidal para extender la labor formativa con un nuevo emprendimiento.

Hace una década nació Punto 8, un estudio especializado en la danza moderna y contemporánea. Partió con dos estudiantes y actualmente la matrícula supera los 60 niños y jóvenes. “Habían otras escuelas en formación, con orientación hacia la danza espectáculo, sin embargo nosotros queríamos que lo nuestro fuera por otro camino. El estilo contemporáneo comenzó a tomar fuerza poco a poco y creo que contribuimos un poco a eso. Además otro de los logros es haber formado a nuevos profesionales que ahora son parte de nuestro equipo de profesores”, explica Vidal.

Además de Punto 8, la danza contemporánea tuvo un renovado impulso con la llegada a Valdivia del bailarín Ignacio Díaz. Actualmente integra el Ballet Municipal de Cámara y es uno de los impulsores del Centro de Experimentación Escénica que para 2016 tiene dos proyectos financiados por el Fondart Regional de capacitación en artes escénicas.

“Uno de los grandes problemas que detectamos en su momento fue la falta de capacitación para optar al profesionalismo. Simplemente no se contaba con bailarines de una calidad superior. Las academias hacen un trabajo muy valioso, pero está más vinculado a quienes experimentan con la danza, pero no necesariamente para llegar a ser profesionales”, explica Díaz. Y agrega: “Nuestra intención siempre ha sido subir el nivel de los intérpretes y con ello tener más opciones para nutrir al elenco profesional del ballet de cámara u otros proyectos. Básicamente nos ocupamos de las etapas de producción, formación y creación”. El Centro de Experimentación Escénica nació en 2009 y hasta la fecha son más de 200 personas las que han participado de sus actividades.

El flamenco y la danza espectáculo

Junto con rescatar una tradición y apostar por el profesionalismo, la danza en Valdivia extendió su catálogo con la incorporación del flamenco en 1999. Ese año el bailaor Ricardo Alvarado creó Ecos Andaluces, la primera escuela que aborda la disciplina en la ciudad y con la que ha ganado reconocimiento nacional e internacional. “En esa época no había flamenco, solo danza española en general, partimos en un año donde tampoco en Chile había mucha difusión del estilo. Hubo muchas buenas coincidencias para lograr que todo esto funcionara y obviamente el interés de nosotros por aprender, ser profesionales y enseñar de mejor forma”, dice Alvarado.

Ecos Andaluces cuenta con una matrícula de aproximadamente 50 alumnos. La alta demanda anual ha obligado a Ricardo Alvarado a viajar permanentemente a España para actualizar y mejorar sus conocimientos; además ha optado por explotar su veta como músico y cantante en proyectos paralelos a la escuela como una forma de contribuir a la formación de audiencias.

Del camino a la profesionalización y de los primeros pasos de los nuevos talentos en Valdivia, también se encargan Andrea Valenzuela y Sara Vera. Son las directoras de las escuelas Danza Artes y Fantasía, respectivamente, y quienes decidieron generar una cantera de bailarines infantiles y juveniles formados en distintos géneros.

Sara Vera fue alumna de la Escuela de Danza Valdivia. En 1999 creó Fantasía como una opción de desarrollo laboral y profesional. “La danza era una de mis herramientas fundamentales, algo que siempre me ha gustado, es la base sobre lo cual podía trabajar y desarrollarme. Tuve la buena suerte de formarme con el apoyo de muchas personas y cuando decidí crear mi academia también pensé que una motivación vital era devolver la mano a la ciudad”, dice. Y agrega: “Fantasía partió con siete alumnos. Hoy tenemos cerca de 150, sin embargo, más que medir el éxito por eso, lo que realmente es importante es que hemos sido capaces de tener un programa estable de actividades con más de seis funciones en el año. Tenemos un elenco de bailarines capaces de armar obras a nivel profesional y eso es una señal importante”.

El 2002 Andrea Valenzuela trabajaba en el colegio Martin Luther King cuando decidió que era necesario que sus alumnos tuvieran acceso a otras instancias de formación fuera del establecimiento educacional. “Es que eran muy pocas horas para hacer talleres de danza. El mismo entusiasmo de los estudiantes me hizo implementar clases en el verano y así comenzó a crecer todo esto. Hemos logrado avances notables como por ejemplo implementar cursos para preescolares y tener un equipo de profesionales integrado por ejemplo por quienes alguna vez fueron estudiantes”. Danza Artes tienen una matrícula regular de entre 200 y 250 estudiantes para estilos como árabe, contemporáneo y bellydance. “No nos gusta quedarnos estancados en los estilos, por eso tenemos muchas opciones de danza y estilos europeos y cosas más cercanas al espectáculo”.

Trabajo colaborativo

La presencia constante de la danza y su permanente perfeccionamiento ha generado una serie de externalidades positivas al propender la vinculación con otros sectores de las artes.

Raquel Miranda encontró en la danza una buena oportunidad laboral. El 2002 inició un emprendimiento de diseño de vestuario para montajes coreográficos, que nueve años más tarde profesionalizó con ayuda de Sercotec. “La demanda ha crecido mucho. El principal desafío es hacer ropa exclusiva para cada bailarín, es ropa que debe ajustarse a ciertas medidas y que además debe cumplir una función específica en el montaje”. El negoció partió cuando Miranda diseñaba el vestuario para su hija bailarina y actualmente es una empresa llamada Quequey que funciona en Valdivia y que cuenta con un equipo de cuatro profesionales.

Desde fines de la década de 1970 el fotógrafo Carlos Fischer, académico de la Escuela de Artes Visuales Uach, ha tenido a la danza entre sus principales temas de interés. Es uno de los profesionales responsables de registrar las actividades de la Escuela de Danza Valdivia y quien mantiene uno de los archivos históricos más importantes de la actividad en la ciudad. “Hacer registros de este tipo implica conocer como funciona el montaje, sus condiciones de luz, los movimientos y todo lo que está implicado en la coreografía. Es desafiante, lo más complejo es el momento del disparo. Implica estar muy atento a la trayectoria de la obra para además tener claro los momentos que uno quiere capturar”.

Cuando era integrante de la Compañía de Teatro Uach, Francisco Ríos decidió hacerse cargo de la iluminación de los montajes. Su labor de actor la complementó con un oficio técnico que con el paso de los años comenzó a aplicar en la danza. Hoy es el iluminador estable para diversas propuestas originales y para festivales. “Es un trabajo bastante enriquecedor. Se trata de trabajar en armonía con todo el resto de los componentes de la obra y por lo mismo te entrega la posibilidad de aportar y desarrollar ideas. Cada montaje implica un desafío distinto y es sin duda, una oportunidad única desarrollo profesional”, explica.

El 2002 y para “Mujeres al rostro del carbón” a Coke Vío se le encomendó la misión de crear música original. Es una de las primeras experiencias en el medio local de una colaboración de este tipo. El proceso fue lento y meticuloso. Implicó registrar audiovisualmente diversos momentos del montaje dirigido por Ximena Schaaf para posteriormente establecer el ritmo de la pieza final cuya duración fue de media hora. “Musicalizar un texto de teatro o una pieza de danza llevan a compositor a un territorio desconocido. Es muy distinto que solamente hacer música pura. Indudablemente complejiza el proceso, pero también lo enriquece mucho”.

Además de la oportunidad de escuchar la obra en vivo, Vío lanzó un disco llamado “Paisajes tonales” el 2003 donde incluyó la pieza exclusiva para danza. Gracias a su trabajo fue premiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Los Lagos, ya que ese año la ciudad aún pertenecía a dicha región.

Plataformas

Cada año las distintas escuelas y academias realizan galas para mostrar los avances de sus respectivos procesos de formación. Pero además de ser escenario para el talento local, la Región de Los Ríos se ha transformado en vitrina para mostrar lo más reciente del género y las danzas distintivas de otras latitudes.

En Valdivia el principal referente es el Festival de Danza Contemporánea Junto al Río que organiza la Escuela de Danza Valdivia. Tiene seis versiones, aumentó de dos a tres días de funciones en el teatro Lord Cochrane y el 2015 reunió a 98 bailarines de todo el país. “La principal apuesta es por la formación de audiencias. Siempre nos ha interesado, además de producir y mostrar lo que hacemos nosotros, que la gente pueda acceder a otras propuestas, que puedan mejorar su manejo de distintos lenguajes y que además puedan disfrutar del talento de profesionales que de no ser por el festival no vendrían a la ciudad”, explica Ximena Schaaf, directora del festival.

Formar audiencias y descentralizar la cultura también son las metas del Encuentro Internacional de Folclore de Lago Ranco. La actividad es organizada por el Ballet Folclórico Municipal de Lago Ranco. Eduardo Calisto, presidente del ballet y principal impulsor de la actividad, valora los logros conseguido tras doce versiones: “Nuestro evento no se basa solamente en el espectáculo, nos interesa formar al público, lograr que entiendan las distintas manifestación del folclore. Entregamos toda la información que sea posible y además nos dedicamos a llevar a los grupos invitados a zonas rurales y a colegios para generar una verdadera vinculación con la comunidad”. Históricamente el encuentro ha gestionado la venida de 60 delegaciones de distintas partes del mundo, lo que sin duda lo transforma en un imperdible de la agenda cultural regional.

 

NOTA:

Material generado   en abril del 2017 en el marco de la celebración del Día de la Danza.