Entrevista: Mariana Matthews Fotógrafa

 

Mariana Matthews: “Lo más importante para los artistas es que haya gente especializada escribiendo sobre la obra”

No es azaroso decir que Mariana Matthews es, actualmente, una eminencia en la fotografía regional.
Su carrera se ha desarrollado principalmente en el sur de Chile, entre la Isla Grande de Chiloé y su ciudad natal, Valdivia, donde encontró el territorio y las conexiones precisas para un desarrollo
artístico que se extiende por más de cuarenta años.
Ha sido protagonista de decenas de exhibiciones en Chile y el extranjero, también incursionó con técnicas como el collage, los fotomontajes, el videoarte e incluso es autora de ensayos y libros de
fotografía en los que ha retratado y documentado personajes, paisajes, iglesias, costumbres y tradiciones. A eso hay que sumar decenas de premios, becas y reconocimientos tanto en Chile como
en el extranjero.

Tomamos contacto con Mariana para conversar sobre su carrera, su pasión por la fotografía y la riqueza cultural y patrimonial que se ha dedicado a documentar a lo largo de su vida.

¿Por qué elegiste la fotografía como profesión? ¿Qué es lo que te cautiva de ella?
En un principio fue lo instantáneo. A diferencia de otras disciplinas como la pintura, uno tenía que
estar en el momento. Recordemos que era todavía fotografía analógica, no existía photoshop y lo
que viste era lo que ibas a tener que reproducir en el laboratorio, tal como lo habías visto. Eso es lo
que me gustó de la fotografía.

Haciendo hoy una retrospectiva de tus trabajos ¿Cuál es el relato en común que hay detrás de

cada una de tus muestras y exposiciones?
Creo que eso lo puede ver quizás un historiador o un crítico de fotografía. Mis amigos fotógrafos
dicen que ven una línea que corre por todas mis imágenes, pero quizás es algo que vería alguien
menos involucrado emocionalmente con los diferentes proyectos.
Yo veo un relato distinto en cada uno, en cuanto a temas, técnica, estética. Mi obra va del libro de
artista a la instalación, al video, siempre buscando el lenguaje adecuado a la visión.

Habiendo estudiado y vivido en el extranjero, con las oportunidades que eso abre ¿Cómo fue

para ti desarrollar tu carrera desde el sur de Chile, cuéntanos un poco de ese comienzo desde
el territorio?
Las redes que hiciste o cómo se fueron armando en el tiempo.
Trabajar desde el territorio siempre fue muy positivo. Al estar fuera de la metrópolis pude trabajar sin
distracciones, sin exigencias del ruido artístico. Estar en un lugar más acorde a mi carácter y mi ritmo
fue muy provechoso. Las personas que conocí me permitieron trabajar de una manera
interdisciplinaria y en profundidad con todos los temas que quise abarcar.

De todas las cosas que has hecho ¿Cuál ha sido la más significativa para ti?

Primero, yo creo que lo más rico para mi ha sido poder desarrollar mi trabajo visual con los proyectos
que yo he querido. Algunos que no han tenido financiamiento, como la “Selva Fría”, fue un trabajo de
seis años, pero una vez que tenía la visión y empezaba a contactarme con gente o buscar una beca,
pude llevar a cabo las cosas que más me interesaban.

Quizás lo más significativo ha sido trabajar en la isla de Chiloé por tanto tiempo, unos 40 años. A mi
juicio, es ahí donde pude desarrollar mi trabajo más concreto, con algunas de mis mejores y más
fuertes imágenes.

¿Qué te parece la evolución de la fotografía en los últimos 40 años?

El gran paso de la fotografía ha sido el paso de lo analógico a lo digital. Encuentro que eso ha
enriquecido tremendamente la escena fotográfica, se le abrió a otras personas en otras disciplinas
que han querido incorporar la fotografía.

Y también, lo más importante, es que la fotografía se ha hecho masiva, todo el que quiera hacer una
creación o hacer un registro tiene la capacidad de hacerlo hoy en día con los teléfonos, entonces hay
muchas más imágenes y posibilidad para mirar, fotografíar, recordar.

Lo único que me preocupa es cuánto de eso va a quedar para la posteridad, porque no sé qué tan
cuidadosos somos con las imágenes que hacemos, por ejemplo, con un teléfono. Creo que muchas
cosas se van a perder a lo largo del tiempo.

¿Cómo fue para ti el paso de lo análogo a lo digital? ¿Qué cosas descubriste?

Pasar a lo digital fue muy natural para mí, yo trabajo hace muchos años con una persona que es
como un master en poder retocar fotografías. Lo que yo hacía en el laboratorio, ahora lo trabajamos
en conjunto y se puede afinar mucho más. Yo hacía una retención de luz o lo que llamábamos
quemado en el laboratorio, ahora es mucho más dirigido y uno logra un balance, encuentro yo, más
claro en el producto final.

En las reseñas tuyas que uno encuentra en internet se define lo siguiente:

Su técnica principalmente se basa en el uso de la fotografía documental, lo contemporáneo y
el arte experimental ¿Podrías profundizar en esto? Nos interesa conocer tu punto de vista y el
cómo se complementan estas técnicas.
Bueno, hablamos del libro objeto o la instalación o el video o los montajes. Creo que cada proyecto
requería una respuesta diferente e incluso, al armarlos, algunos al final terminan siendo exposiciones
o algunas de esas exposiciones se transforman en video. Estoy pensando en “Sho’on”, que era un
mural de 16 metros y al final fue un video. Yo miraba el producto en la galería y me parecía que le
faltaba agilidad, movimiento, entonces siempre buscando, con todas las herramientas a mi alrededor,
de cómo poder expresar mejor el cuento que yo quería contar.

¿Qué es lo que más te atrae del territorio que habitamos para el desarrollo de la disciplina o

de las artes y el patrimonio?
Tendría primero decir que el ritmo, porque te permite el tiempo para mirar y pensar las cosas antes
de entrar al trabajo mismo. Soy una fotógrafa que hace mucha imagen, hay un desarrollo previo
antes de que yo empiece cada trabajo: la luz, el clima, la gente.

He tenido mucho apoyo de mis pares en fotografía, escritores, músicos, encuentro que el trabajo
interdisciplinario en lo que era la décima región desde Chiloé hasta Valdivia es muy rico. Poder
compartir con todos estos artistas, eso es lo que me gusta del lugar donde vivo.
Además que no hay ese ruido constante de autoexigencias que uno se podría hacer si uno está
viviendo en Santiago y tratando de competir con el resto del mundo artístico.

En los años ‘80 ¿era Valdivia y la zona de Los Ríos un territorio que se caracterizaba por su
creatividad?
Muy rica en comunicación entre todos los artistas, mucho apoyo. Nosotros hacíamos viajes a Chiloé
a ver lo que estaban haciendo los artistas, a apoyarlos. Si un concierto necesitaba imágenes o un
poeta necesitaba un retrato. Era muy fértil, había mucha producción artística, tanto en la zona como
para afuera.

Ignacio Szmulewicz creo que ha hecho una gran obra en recopilar esos años y con la exposición que
hizo, creo que tiene un texto sobre el tema (1) y la exposición que se mostró en el Museo
Contemporáneo en Valdivia.

Desde tu perspectiva como artista, como agente creativa ¿Cómo has visto la evolución de la
ciudad y la región a lo largo de tu carrera?

Tengo que confesar que trabajo bien sola y en los últimos años mi producción artística se ha
mostrado en otros lugares que no son Valdivia. Ahora hay galerías nuevas, hay un director nuevo
también en la Facultad de Bellas Artes, pero creo que el Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia
no era un lugar que quería trabajar con los artistas valdivianos, no le interesaba mucho el discurso,
así que siempre fue difícil para un artista local encontrar un espacio en el museo, con muy poco
apoyo.

Ahora hay otras galerías y otras alternativas que uno puede mostrar en Valdivia. En noviembre va a
ser la primera vez que yo muestre en Valdivia en unos 20 años. Entonces no estoy muy al tanto de
cómo ha sido la evolución para otros artistas en la región.

¿El estar vinculada con tus pares, la creación de redes, ha ayudado a desarrollar tu cuerpo de

obra y vincularte con distintos ámbitos disciplinares, además de la fotografía? ¿De qué
manera?
Sí, me ha ayudado mucho a desarrollar mi obra. Tendría que mencionar a Ricardo Mendoza, que es
mi editor y con quien hemos trabajado tanto con la historia de la fotografía en la región como con mis
otros libros de creación. En Chiloé, el escritor e historiador Renato Cárdenas, me enseñó sobre las
fiestas religiosas, plantas, el bosque, las mareas, las costumbres. La poetisa Rosabetty Muñoz
también, Víctor Contreras en cuanto a la música, los pasacalles, las iglesias.

De todo el desarrollo de mi obra en Chiloé estoy agradecida, tanto en Castro como en Ancud, a toda
la gente que me acogió, me alojó, me acompañó en mis viajes. El artista Guillermo Grez, que hicimos
viajes juntos a algunas procesiones, a algunos cementerios, descubriendo con diferentes personas lo
que es qué significa vivir y trabajar en Chiloé.

¿Qué crees que aportaría al territorio de Los Ríos para consolidarse en la internacionalización

e internarse en temas globales por parte del ámbito creativo? ¿Cómo llevarla al nivel de otras
ciudades y territorios como podrían ser en Chile, Valparaíso o Biobío / Concepción, por
ejemplo?
Hace muchos años atrás, cuando se hacían fotos en septiembre en Santiago, yo invité a la curadora
y dueña de una galería muy importante en Seattle, ella me dijo que lo más importante para los
artistas es que haya gente especializada escribiendo sobre la obra, en revistas o ahora en blogs y
sitios web, pero que hubiera gente escribiendo sobre la obra es tan importante como estar
exponiendo en el extranjero. Hay gente como Gonzalo Leiva que han hecho un gran trabajo en
exponer, especialmente las fotografías en publicaciones.

Y lo otro era viajar a las ferias especializadas, yo en un momento le dije que eso era tan difícil acá en
Chile, pagarse un pasaje pagar lo que costaría estar presente en la feria artística, y me dijo “mira, tu
tienes que pensar como una empresa”, si uno va a empezar una empresa, evalúa cuánto va a meter
en maquinarias, en arriendos; entonces, uno tiene que apostar para sacar su obra adelante, no se
trata solamente de la creación de la obra, hay todo un trabajo muy importante que se tiene que hacer
dentro de la región para capacitar a los artistas para poder llegar a otros medios.

Para cerrar esta nota, nos quedamos con esta frase que rescatamos de la entrevista y que nos invita
a explorar y explotar nuestra propia creatividad: la fotografía se ha hecho masiva, todo el que quiera
hacer una creación o hacer un registro tiene la capacidad de hacerlo hoy en día con los teléfonos.
Si quieres conocer más de la vida y obra de Mariana Matthews, te invitamos a revisar este
conversatorio que ella tuvo con Carolina Castro para el programa Elige Cultura en agosto del 2022.

 

(1) Encuentra los textos “El Acantilado de la Libertad” de Ignacio Szmulewicz y la curaduría «Artes visuales en Valdivia: archivo 1977-1987» en la web https://ignaciosz.com/

 

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