Testimonios: Centro de Experimentación Escénica

Centro de Experimentación Escénica

Ignacio Díaz

Equipo directorio

 

¿Cómo funcionaba el Centro de Experimentación Artística antes de la pandemia? Actividades, programación, etc.

Somos una organización que nace en 2009 con el objetivo de profesionalizar el área de danza en un principio y luego de artes escénicas. Hoy nuestro compromiso es avanzar hacia la difusión y promoción de las artes vivas. Trabajamos en Valdivia pero también en red con otras partes de la región, somos una plataforma de gestión y ocupamos distintos lugares, especialmente para la formación como gimnasios de colegios, establecemos alianzas con el municipio, liceos, la Universidad Austral, etc. 

El Centro trabaja en cuatro áreas principales: formación, gestión cultural, producción de distintos eventos y la creación. La formación la abordamos desde el proyecto PULSO que nace en 2013. En un principio fue una formación en danza, pero luego abrió una formación en circo contemporáneo y ahora vamos por una quinta versión. Entonces, tenemos PULSO danza, PULSO circo, PULSO residencia y PULSO laboratorio. Actualmente, el desafío que tenemos frente a la Ley de Artes Escénicas es que desde el año pasado estamos insistiendo en levantar un programa integral en la formación de artes escénicas que aborda el cuerpo como territorio de la creación.

En el área creativa,  las residencias han levantado  poder conocer las nuevas voces de la creación y el lenguaje escénico, y levantar obras. Por lo tanto, el Centro de Experimentación cuenta con un elenco estable de danza y otro de circo, y obras que están en cartelera. 

Luego en el área de gestión y producción, que es la línea de exhibición, trabajamos en red con distintos canales. La más cercana es la Red de Espacios Independientes donde tenemos una alianza con lugares que no se dedican a las artes escénicas, pero son artes combinadas como Casa Música, Espacio en Construcción, la Cisne Negro, etc. En otra escala, trabajamos con Corredor Sur Danza Contemporánea que es una red de compañías del sur de Chile, desde 2011, que ahora se conforma como una red de trabajo que tiene como objetivo ser una cooperativa de danza. 

Todo lo que mencioné es solo parte de lo que hacemos. Somos un equipo directorio de nueve personas hasta hoy y somos bien diversos.

 

Entonces con esa cantidad de actividades que realizan, ¿cómo les afectó la pandemia en el funcionamiento? ¿Qué formas encontraron de seguir adelante? 

Siempre trabajamos contra la necesidad de plata, siempre barajamos posibilidades, somos un proyecto independiente y los aportes tienen que ver con el Fondart y ahora con el Fondo de Artes Escénicas. Nosotros aprendimos hace mucho rato que sin esos fondos tenemos que trabajar más porque no podemos esperar que haya plata para trabajar porque no siempre hay. Entonces aprendimos a generar estrategias combinadas y ahí cada persona se hace cargo de los procesos de trabajo, básicamente en esos casos cobramos por nuestro trabajo directamente a quien toma las clases, por ejemplo. 

Entonces, la pandemia frenó nuestro funcionamiento, pero nosotros trabajamos en base a la carencia. En este tiempo hemos cerrado procesos anteriores, revisado la organización, expandimos alianzas estratégicas que antes no existían. Nos hemos tenido que ir adecuando al formato digital, a las obras en video, y no hemos dejado de participar en distintas instancias. El equipo humano es lo que más nos preocupa y este año ha sido de autocuidado, de reflexión y de conversaciones de otro nivel. 

 

¿Cuáles son los principales aprendizajes, buenos o malos, de este proceso?

Esta situación nos ha hecho trabajar el triple y sin plata. Parece ser que las artes escénicas tuvieron que detenerse, pero es todo lo contrario. Por suerte tenemos un modelo de redes de trabajo a través de la colaboración, entonces ahora ha aumentado. Antes teníamos reuniones una vez a la semana y ahora son tres veces por semana. La verdad es que, como siempre, nos toca ser súper resilientes, el concepto de emergencia no es lo mismo para la institución que para una persona. El trabajo colaborativo nos caracteriza mucho así como también el nivel con el que hacemos nuestras apuestas. 

Por otro lado, la pandemia ha sido muy política porque se develó el frágil sistema laboral de nuestro trabajo y un ministerio que siempre está tarde.

 

¿Cómo fue este proceso de digitalización? ¿En qué momento lo comenzaron a ver como una opción?

Nosotros tenemos dos audiovisuales dentro del equipo, Sebastián Gatica y Diego Álvarez, entonces ha sido bastante amigable para nosotros. Desde el principio de esta situación en marzo, ya nos estaban comprando obras. Tenemos un proyecto que se llama Pewma, que es una obra que se ve con lentes de realidad virtual y estuvo programada en GAM al principio de la pandemia. No todos tienen lentes de realidad virtual, pero tu teléfono se puede transformar en eso con una caja de cartón y una aplicación. Esa obra la teníamos estrenada del 2017 entonces ya veníamos tecnologizados. Lo que más echamos de menos es tener todo grabado a tres cámaras porque el formato que piden ahora es una cámara fija que es como lo vería una persona en una sala. Tenemos contemplada la posibilidad de grabar otra obra, tenemos el espacio y los equipos en el Centro Cultural Bailarines de Los Ríos. 

 

¿Cómo tienen pensado resolver la formación a través de la digitalización? 

Hemos estado muy alerta a lo que ha ido pasando y descubriendo cosas: cuánto funciona una clase en vivo, qué pasa con la música, cómo hacerlo por Zoom, etc. Entonces lo que estamos pensando es poder grabar, publicar y que la gente tome la práctica cuando quiera porque el tema de las disposiciones de tiempo son muy diversas. Sabemos también que la formación no puede quedarse en el tomar la clase solo, sino que se necesita generar diálogo y aprendizajes compartidos.

 

¿Han pensado en seguir funcionando de esta manera independiente de si se puede volver a lo presencial?

Lo digital ha sido parte de nuestro trabajo y se queda, pero lo más importante es que nosotros queremos bailar en la calle, en los espacios públicos, en los parques, porque los teatros no están adecuados para nuestro trabajo hoy día. Levantar una función en el Teatro Cervantes es súper caro, no lo podemos hacer y la gente no va a pagar una entrada así de costosa. 

 

Nuestro espacio donde queremos desarrollar ahora nuestro trabajo tienen que ver con espacios no convencionales, con el espacio abierto. Lo digital va a ayudarnos, pero no soluciona el problema de las artes escénicas porque son vivas, tienes que estar ahí para que se te paren los pelos, tienes que poder mirarlo. Es la conquista del espacio público que tiene que ser un compromiso de todos los artistas. 

Nombre de la entidad: Centro de Experimentación Escénica
Sitio Web: https://www.experimentacionescenica.cl/
Email de contacto: contacto@experimentacionescenica.cl