Investigación valdiviana sobre prácticas lectoras de jóvenes se convierte en libro

La publicación impresa y digital: “Experiencias lectoras de jóvenes de liceos municipales de Valdivia”, financiada por el Ministerio de las Culturas a través del Fondo del Libro y la Lectura, convocatoria 2020,  ya está circulando entre diversos agentes involucrados en el fomento lector de la región, con quienes busca abrir el diálogo de lo que se entiende por libro y lectura.

Con la finalidad de difundir al máximo los resultados del proyecto “Buenas prácticas lectoras: Experiencias en torno al libro y la lectura de jóvenes de Liceos Municipales de Valdivia”, es que ya hace unas semanas está circulando su contenido en formato libro impreso, al que, también, desde mediados de septiembre se puede acceder de forma digital.

Bibliotecarias, profesores y profesoras, así como otros profesionales del ámbito de la mediación lectora de Los Ríos, ya han podido conocer los detalles de la investigación realizada por la destacada antropóloga local Bernarda Aucapan, la Bibliotecóloga y Magíster en Alta Dirección y Gestión de Instituciones Educacionales, Francisca Araneda y la profesora de Lenguaje y Magíster en Literatura Infantil y Juvenil, Cecilia Lagos.

El libro, que fue ilustrado por Manuel Rodríguez, más conocido como @manucoalfuego, y cuyo diseño editorial estuvo a cargo de Inés Cheuquelaf de Waiwen Gráfica fue financiado por el Ministerio de las Culturas a través del Fondo del Libro y la Lectura, convocatoria 2020.

Los objetivos del estudio fueron: describir las experiencias significativas en torno al libro y la lectura de los jóvenes participantes, identificar qué elementos influyen en sus motivaciones lectoras e indagar qué opinan sobre el rol de sus familias, liceos e instituciones, en general, vinculadas al fomento lector.

Resultados

Los hallazgos de esta investigación sobre prácticas lectoras son producto de grupos focales en los cuales participó un total de 63 estudiantes de 3° medio del Liceo Santa María La Blanca, Liceo Armando Robles y Liceo Técnico, en dos de sus especialidades, Atención de Párvulos y Gastronomía.

Al respecto, los resultados evidencian que las y los jóvenes participantes se sienten más bien alejados de las directrices lectoras que buscan imponer las instituciones que les rodean y que debieran acercarlos a la lectura, lo que no significa que no lean, sino que lo hacen según sus propias motivaciones y preferencias de formato.

Justamente, en una de las dimensiones analizadas; la relación entre lectura y escuela, las y los jóvenes concuerdan en que “la obligatoriedad de leer y el desinterés que genera, constituyen una barrera declarada con frecuencia por parte de las y los estudiantes cuando se aborda la lectura en el contexto escolar” según se afirma en el libro.

Otra de las dimensiones analizadas fue la autopercepción lectora, que según la valoración de los jóvenes no es positiva, pero que según el análisis de las investigadoras, esa valoración personal es construida según los mismos parámetros utilizados usualmente en la escuela, como la comprensión lectora.

“No soy muy cercana a la lectura… No me gusta leer mucho, incluso un tiempo estuve leyendo libros, pero los leía completos y se me olvidaba al otro día, porque, es que tengo muy mala comprensión lectora”, sostuvo una de las estudiantes participantes en el estudio.

Según la publicación, sobre esta autopercepción: “Resulta significativo constatar que en buena medida dicha construcción está atravesada por la experiencia de la lectura escolar. Como es de suponer, la autopercepción no es unívoca, sin embargo, se advierte que una parte importante de las y los estudiantes tiene una idea de sí mismos como lectores “poco competentes”.

¿Qué se puede hacer?

Entre algunas de las claves que, advierten las investigadoras, se deben considerar para abordar una promoción de la lectura efectiva y no impositiva es que, por ejemplo, se incorpore a las y los estudiantes en la elección de las lecturas, así como sus preferencias por el formato digital.

Por otra parte, según las conclusiones del estudio, es fundamental reconocer la práctica de la lectura como una actividad colectiva e interactiva, donde la mediación lectora también pueda recaer en sus propios pares, además de  ampliar y reconocer a otros formatos de lectura como memes, audiolibros, titulares y “funas”.

Sobre aquello, la encargada del proyecto, Bernarda Aucapan, enfatizó en que “para que la lectura escolar tenga sentido para las y los jóvenes es imperioso que desde el diseño de las políticas públicas educativas se consideren estrategias para conciliar los objetivos de aprendizajes institucionales con las necesidades de las y los estudiantes. Por ello, invitamos a todos los agentes involucrados a abrir el diálogo sobre lo que entienden por el libro y la lectura y sus múltiples significados”.

Lee aquí la versión digital del libro “Experiencias lectoras de jóvenes de liceos municipales de Valdivia”.[Pincha en la imagen]