Territorio Visual 2023: Archivo Caballo de Proa

 

En el marco del programa Los Ríos: Territorio Visual III, desarrollado entre Galería Barrios Bajos y la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región de los Ríos a través de su Depto. de Fomento, se ejecutó el proyecto de memoria en torno a la revista serial que publicó el poeta Pedro Guillermo Jara “Caballo de Proa” entre los años 1981 y 2013 en la ciudad de Valdivia.

Con el objetivo de poner en valor la publicación desde una dimensión documental, rescatando su archivo como un instrumento de memoria colectiva, a continuación, presentamos los 81 números digitalizados, además de un texto escrito y un ejercicio de constelación realizados por la historiadora del arte Daniela Hermosilla y una entrevista a Ricardo Mendoza, coeditor de la revista.

 

 

 

El archivo es solo una excusa. 

(Documentando el Caballo de Proa)

Daniela Hermosilla Z.

La historia se escribe, la poesía es oral

1.

Esta historia no es sólo sobre una publicación. Es sobre todo lo que se puede leer a través de ella, y de cómo, gracias a la conformación de su archivo, podrá ser consultada, investigada, y últimamente, preservada como parte valiosa de nuestro patrimonio cultural. 

Tal como lo declaran en el primer texto editorial publicado en el quinto número de la revista, el “Caballo de Proa pretende ir al rescate de la memoria colectiva; dejar constancia de las voces de la tribu que han formado parte de la historia (…)”. Y en este objetivo central ponemos nuestras fichas: la promesa de una historia colectiva como el escenario para una búsqueda detectivesca en torno a las artes y literatura en Valdivia. Una historia afectiva, cuya afectividad entra desde el inicio, desde quienes comenzaron la publicación, quienes colaboraron como columnistas, hasta quienes la leyeron y la botaron, o aquellos que la leyeron y la guardaron, generando con o sin querer el archivo que hoy rescatamos. 

El espíritu informal y colectivo del Caballo de Proa, al mismo tiempo que su serialidad durante más de veinte años seguidos, convierten esta revista en una suerte de radiografía histórica que trasciende la anécdota cultural para instalarse como un documento de memoria colectiva. Se trató de una publicación de bolsillo creada y editada por Pedro Guillermo Jara y Ricardo Mendoza entre los años 1981 y 2013 en Valdivia, período en el cual publicaron 81 números, los cuales recogieron reflexiones, prácticas y creaciones artísticas de un gran número de intelectuales y artistas tanto de la ciudad como de la Región (con algunas excepciones nacionales e internacionales). Los primeros cuatro números, dedicados exclusivamente a la poesía, se imprimieron entre 1981 y 1984, en plena dictadura. Luego de una pausa, comienzan una segunda etapa en 1991, en la cual ampliaron el foco de la poesía a un escenario cultural más panorámico, en otro contexto político y cultural. Esta segunda etapa duró hasta el año 2013, veintidós años de corrido. Por sus páginas desfilaron escritore/as y artistas claves, tales como Clemente Riedemann, Yanko González, Jorge Torres, Maha Vial, David Miralles, Rubén González, Germán Arestizábal, Rosabetty Muñoz, Verónica Zondek, entre muchos otros.

La revista, huérfana de la institucionalidad artística destruida después de la dictadura, nació como un testimonio del quehacer de la escena artística de Valdivia de los años ochenta y noventa, caracterizada por su espíritu colaborativo, autogestionado e interdisciplinar. En ese sentido, funcionó como un medio catalizador de diálogos diversos, que no sólo publicó para y desde la literatura local, sino que incorporó variadas expresiones artísticas y culturales como el teatro, la performance, la danza, las artes visuales, el cine y las artes culinarias entre otras, además de abordar la crítica social, a través de diversas estrategias desde columnas de opinión hasta viñetas humorísticas. 

La publicación, cuyo coste tenía un valor simbólico (comienza en los ochenta pesos y termina en mil pesos) y que circuló puerta a puerta a manos del propio Jara, se estableció como una prensa alternativa, fuera de las lógicas capitalistas o del mercado de consumo así como también de los medios de información convencionales. La propia materialidad de la página impresa sumado al pequeño formato, funcionaron paradójicamente como un espacio público, colectivo e íntimo a la vez. Su funcionamiento como prensa o publicación marginal, les dio la libertad de escribir con un tono sarcástico y sin dudas crítico, tanto sobre su entorno cultural como sobre el político. 

Por otra parte, y esto es algo que otorga la visualización de la colección completa del Caballo de Proa, su serialidad, durante más de veinte años, funciona como una fotografía de un tiempo extendido. Esto se ve claramente en el apartado titulado “Turismo en Valdivia”, extractos de Valdivia Tips de Victoria Schelle (1987), donde describe Valdivia y sus alrededores a partir de sus paisajes: natural, humano, urbano, culinario, cultural y artístico. También en la cartas de Jeanette Baeza a su amiga Claudia, publicadas a lo largo de varios números y años, reflejan relevancia de la continuidad temporal del Caballo de Proa: un monólogo extendido disfrazado de textos epistolares que critican y fantasean con el devenir político y cultural de Chile y (particularmente) de Valdivia. Hay todo un Valdivia que ya no existe documentado en dichas páginas, rescatado desde estas ediciones empolvadas y desperdigadas en distintas casas de la ciudad.

2.

El archivo del Caballo de Proa, además de documentar para preservar y divulgar un patrimonio cultural,  se apoya en la tesis de que a través de la publicación, de sus textos e imágenes, es posible revisitar y entender el contexto de la ciudad de Valdivia y la escena cultural durante veinte años para escuchar las voces que problematizaron la ciudad a través de las artes. A lo largo de los 81 números, que contenían textos de opinión; obras literarias originales y republicadas; ilustraciones; noticias; agenda cultural; publicidad, es posible acceder a información que nos da cuenta de historias posibles de recomponer. 

A partir de esta idea nace la constelación del Caballo de Proa como un ejercicio de visualización de la información, de las relaciones, de lugares, obras y personas. La constelación como una herramienta para una historiografía posible. ¿De qué Valdivia nos habla el Caballo de Proa? En retrospectiva ¿qué memorias encontramos en sus páginas? ¿Cómo se filtran los contextos culturales, políticos y sociales en la publicación completa? ¿Cómo dialoga el Caballo de Proa con nuestro presente cultural y los desafíos del futuro?

En 1979 el artista y editor mexicano Felipe Ehrenberg tituló una muestra “Art is just an excuse” (“El arte el sólo una excusa”), con la idea del arte como un pretexto para un fin mayor, como dialogar con otras personas, crear colectivos o ser parte de una comunidad creativa. Tal como Ehrenberg lo dijo en ese entonces, podríamos entender el archivo aquí presentado del Caballo de Proa como una excusa, para inmortalizar una escena, varias escenas, un sentir, para hacer tangible un olor, un gesto, una, dos, miles de conversaciones en el Tragabar, en el Café Paula, en General Lagos, por Picarte, a la orilla del río. Historias íntimas, hoy colectivas. Excusas para inmortalizar afectos y memorias. Pues de eso se trata esta reactivación: una invitación a indagar y reflexionar acerca de un pasado que es común, y sin dudas indisociable con el presente. 

 (1) Editorial Nº16, 1992

 

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